“Casi no hay diferencia entre la bioconstrucción y la gastronomía”
Si la ropa es nuestra segunda piel, la casa es nuestra tercera. Ya que la piel es nuestro órgano más grande, sobre ella debería ir algo que nos comeríamos. En la ropa, lo mejor es la fibra natural. Entonces ¿Nuestra casa cómo debería ser? Pues alguna que nos permita recibir sol y respirar.
Para los citadinos una casa significa: deuda e hipoteca. “Cómodas cuotas” que salvo se administren y mediten bien desde el principio, nos confinan a estar atados a un trabajo, territorio o sueldo mensual mínimo.
Sin entrar en más detalles de lo conocido, es bueno recordar que hay otras opciones y formas de vida que pueden tener otros ritmos, son ancestrales y que también son una posibilidad: las casas hechas de tierra.
“La tierra está viva”
Esta forma de construcción está viva en el Perú donde el 47% de las construcciones son de tierra. Por lo que revalorar las técnicas de los distintos territorios y promoverlas para los casos idóneos, sería una gran opción para liberar del endeudamiento y unir a la comunidad.
De las primeras cosas a desprejuiciar es la idea de estructura “débil” de las construcciones con tierra. Sobre todo porque existe técnica. Arquitectos y albañiles lo han hecho en todos los territorios y culturas, por los siglos de los siglos; utilizando los materiales que la geografía provea. Medidas, proporciones y consideraciones son manejadas para que el azar deje lugar a la belleza.
Otro de los prejuicios a soltar es que la tierra es “sucia”. Y aquello va desde el sudor hasta las manos llenas de arcilla. Desde pequeños jugamos a la casita. La dibujamos, la moldeamos con plastilina, nos metemos debajo de mantas e imaginamos que vivimos ahí. ¿Se imaginan lo que es construir la casita propia con las manos propias? Un rítmico y gastronómico juego. En donde la línea se pierde entre saber si estás preparando la masa de un queque o de una pared.
Con esto en consideración y yendo a la práctica, este fin de semana con unos amigos fuimos parte de un repaso por las principales pruebas y formas de construcción, desde la composición y pisado del barro hasta la mezcla de arcillas con colores para pintar las paredes.
“La pared de barro respira”
Recordar que el alimento es vida y que la vida proviene de la tierra es más fácil desde que pones tus manos en ella. Cuando cultivas tus propios alimentos es imposible no conectarse con la espera, el aprecio de los ciclos y mezcla de elementos. El nivel de técnica de este tipo de construcción contempla que todos los elementos “respiren” como parte de su armonía.