Nació. Es mi sobrina y su presencia es una mezcla sobrenatural, entre mágica, angelical y terrenal. ¿Fuimos todos así de vulnerables al nacer?
Mirarla me hace pensar en el mundo ¿qué es el mundo? Lo que le podría decir del mundo es solo una ilusión: mi ilusión. Entonces toca crearle una ilusión del mundo a ella, una ilusión tan llena de claves como el margen de seguridad que requieren seres tan frágiles como los niños que nos habitan.
Me surge la cuestión ¿qué puedo hacer yo por ti, pequeño ser? Quizás puedo contarte de dónde venimos algunos de tus ancestros de la línea materna. Que llevamos el clima de Amazonas en la piel. Que la bisabuela y la abuela: mujeres guerreras del Perú emergente. Que ya no vivimos donde vivíamos porque los sueños nos guiaron hacía la costa. Que los sueños guían, que las plantas curan, que los cantos dibujan la belleza de vivir.
¡Vivir!
Te contaría que vivir es hermoso. Que sé que ya lo sabes porque veo como duermes. Que vivir es desafiante, que sé que ya lo sabes porque he visto como lloras.
Te diría que eres de fuego y que ante los fuertes vientos oigas la voz de tu madre y tengas confianza, la única confianza que te rescatará será la que tengas en ti misma. Luego de jugar contigo y contarte historias tendré fe en el tiempo y las circunstancias. Que recuerdes de dónde vienes y que la inteligencia de tu sexto sentido te lleve siempre hacía donde te esperan, como ahora, que has llegado a una familia que babeaba amor, esperándote.
Gracias por venir con respuestas, Massiel; porque si cabría preguntarse ¿de dónde vienes? tú ya nos demuestras que de las estrellas.
¡Bienvenida! En esta vida tengo el honor de ser tu tía. Dame la mano y vamos a jugar a la vida … desde este instante y hasta la eternidad.