No debe ser fácil ser cura, aconsejar a todos los seres que no has sido. Debes tener una gran fe «en algo más» ya que no la tienes en ti. Amar un ideal por sobre todos los placeres de la vida, así tener algo de todas las versiones de amor que te faltan. Ni hablemos de dios, no es él quién está siendo cuestionado aquí.
Amigo cura no sabes lo hermoso que puede ser el sexo, con amor, con ruido, con mucho ruido consentido; CON-SEN-TI-DO, que vas con sonrisa en la cara por el mundo, lleno, acariciado del amor que prójimo te dio y que tú le diste, vamos que los dos se dieron. Hay los que te miran, y como también han amado, y saben de eso. Ellos se alegran por ti (o bromean). Tú, ¡Detente! Deja de tener pena de mi alma en tu infierno imaginado. Es lo más bello, inocente y puro, el amor que salpica, es el amor del que te estoy hablando.
Desde mi paraíso terrenal te digo que lo célibe se te puede quitar, solo que antes tendrás que ser adolescente rebelde otra vez. Más rebelde que nunca. Debes ir contra las reglas de tu padre, cerrar los ojos y sentir. El calor partirá desde ti hacía una fantástica promesa, algo tenso que reacciona a la fricción. Olvida y siente. Solo siente. Siente más. Identifica qué quieres. Tu contraparte, alguien hermoso o hermosa, maduro y con decisión, te corresponde. Tu cuerpo también le corresponde. Con ansiosa armonía, eyacula.
Una vez eyaculada la culpa y el arrepentimiento podrás conquistar un corazón noble, al menos lo intentarás, y en el camino, tal vez descalzo, entenderás mejor a todos los que llegaron a confesarse contigo. Porque solo conociéndote a ti mismo encontrarás al dios que vive y siente en todos y todo.
© Auria Paz Aguilar 2014 todos los derechos reservados
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