«Vivimos, pues, en el mejor de los mundos.
Y en el peor.
No tenemos por qué humillarnos ante las grandezas del pasado, ni avergonzarnos por las monstruosidades imperdonables que cometimos entonces; las que cometemos y seguiremos cometiendo ahora son, además de imperdonables, insuperables e irreparables.
Y siempre, entonces como ahora, nos aferramos al error de buscar la superación, la evolución, la justicia, la bondad y hasta la felicidad, mediante el cambio de las instituciones, las leyes y los dogmas; y seguimos soñando el sueño absurdo de una transformación luminosa y masiva que nos despierte un buen día en un paraíso que no hemos fabricado y, lo peor, que no hemos fabricado en el universo individual de cada uno de nosotros, y que por lo tanto no podemos comprender ni disfrutar aunque vivamos y muramos en él.
Jamás podremos lograr nada de fuera para dentro.»
– Armando Robles Godoy