Toqué el charango en una performance en memoria de una heróica flaca que se atrevió a ser artista en Perú y vivió en la ley de dar la contra a las expectativas hasta el final.
«Gracias a la vida» de Mercedez Sosa sonó en la performance que un amor de persona le organizó en un rinconcito de Barranco. Llegó un tío artista suyo, el que fuera el primer mimo del Perú, y dijo:
– «Ay Sole, la grandiosa Sole. Tan inteligente y sabia. ¿Sabes qué pasaba? Que cada vez que ella tenía que dar el paso hacía adelante ¡CHAN! se iba para atrás»
– ¿Qué paso?, le dije
– «Ese paso, el paso hacía adelante que nadie sabe dar hasta que lo da»
En eso una tía empezó a tocar una
nana que le cantaba cuando ella era niña. Yo la acompañé suavecito, con timidez y con calma.
Nuevamente hizo aparición el señor mimo. Esta vez dijo:
– «ahhh, tocas el charango, bien guardadito te lo tenías … Pero ¿qué es eso de tocar tan suave y cantar bajito?»
Remató diciendo: «¡TOCA CON FUERZA Y CON ALEGRÍA!»